Síntomas de la diabetes
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Los síntomas iniciales de la diabetes mellitus pueden ser las primeras señales que alerten de poder padecer esta patología, caracterizada por niveles elevados de glucosa en la sangre por la incapacidad del organismo de generar o utilizar adecuadamente la hormona de la insulina. El exceso de glucosa se elimina por la orina, por lo que se producirá un aumento de la cantidad de orina producida por los riñones (poliuria) y, por tanto, de la frecuencia de la necesidad de orinar. Esto, a su vez, supondrá una mayor necesidad de ingerir líquidos, por lo que la sensación de sed también aumentará (polidipsia).
La presencia de abundante azúcar en la orina favorecerá también la proliferación de bacterias en el tracto urinario, por lo que serán más frecuentes las infecciones de vejiga o riñones. También será habitual que se produzcan infecciones en la piel o las encías y que las heridas u otras infecciones tarden más tiempo del normal en curarse.
Por otro lado, la falta de insulina o la resistencia a esta hormona desarrollada por los tejidos, provoca que la glucosa no pueda entrar en las células, que se ven privadas de esta fuente de energía. Esto provoca que las personas con diabetes tengan signos de fatiga y más hambre de lo normal, a pesar de haber comido. Las personas con diabetes tipo 1 sin diagnosticar pueden incluso llegar a perder peso.
Los síntomas de la diabetes pueden variar en intensidad en diferentes personas y según la patología específica. La diabetes tipo 1 suele producir síntomas de forma rápida y clara tras el desarrollo de la respuesta autoinmune frente a las células productoras de insulina, por lo que su diagnóstico suele ser prácticamente inmediato tras el inicio de los síntomas. La diabetes tipo 2, en cambio, es mucho más gradual en su manifestación, por lo que puede suceder que transcurran varios años desde la aparición de la resistencia a la insulina sin que se produzcan síntomas que induzcan a la alerta. En estos casos de diabetes sin síntomas claros, el diagnóstico se puede producir al realizar un análisis de sangre por otro motivo o como parte de un programa de cribado entre las personas con factores de riesgo.
Una diabetes tipo 2 sin diagnosticar, y por tanto sin que se inicie el tratamiento adecuado para controlar la glucemia, puede tener serias consecuencias para la salud del paciente, que puede llegar a presentar síntomas de alguna de las complicaciones más frecuentes de esta enfermedad, como visión borrosa o problemas circulatorios. Por el contrario, un diagnóstico temprano y un correcto tratamiento pueden disminuir el riesgo de sufrir complicaciones a lo largo de la vida del paciente.
En resumen, la diabetes puede manifestar los siguientes síntomas:
- Poliuria (mayor necesidad de orinar).
- Polidipsia (más sed de la habitual).
- Polifagia (hambre incluso habiendo comido).
- Fatiga
- Pérdida de peso (en diabetes tipo 1).
- Visión borrosa.
- Infecciones del tracto urinario, genitales, de piel o encías más frecuentes.
- Heridas que tardan más en curar.
- Entumecimiento u hormigueo en las extremidades (diabetes tipo 2).
Otro de los síntomas de la diabetes es la visión borrosa. Esto se debe a los niveles elevados de azúcar en la sangre y la visión recupera su claridad habitual si estos disminuyen. No obstante, algunas de las complicaciones más frecuentes de la diabetes afectan a los ojos (retinopatía diabética, edema macular y desprendimiento de retina), por lo que conviene acudir a un oftalmólogo si se presenta alguno de los siguientes síntomas de afectación ocular:
- Visión borrosa.
- Dificultad para leer.
- Visión doble.
- Dolor o presión en un ojo o en ambos.
- La córnea se enrojece de forma permanente.
- Se ven manchas o elementos flotantes que no desaparecen.
- Las líneas rectas aparecen deformadas.
- Pérdida de visión periférica.
